24 de septiembre de 2013

La intimidad de la marca España

La gran familia española (2013)

Dirección y guión: Daniel Sánchez Arévalo
Intérpretes: Quim Gutiérrez, Verónica Echegui, Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Miquel Fernández, Patrick Criado, Héctor Colomé, Arancha Martí, Sandra Martín, Raúl Arévalo.
Fotografía: Juan Carlos Gómez
Música: Josh Rouse


Habría que encargar un detallado estudio sociológico para dilucidar por qué motivo el fútbol tiene un calado tan profundo en la sociedad española. Y es que no solo es el deporte patrio por antonomasia, también un negocio millonario y un instrumento de distracción perfecto para cuando no apetece mirar de frente la realidad que nos rodea (sea por decisión propia o política). Visto así, resulta curioso que en el cine español haya tan pocas historias enmarcadas en entornos futbolísticos. Dejando a un lado rarezas como Matías, juez de línea (1996), entre los escasos referentes más recientes encontramos la divertida Días de fútbol (2003) que comparte con la última película de Sánchez Arévalo el uso del balompié como excusa para diseccionar la mediocridad emocional del género humano (especialmente, el masculino). Sin embargo, mientras que el filme de David Serrano miraba al cine de Berlanga, La gran familia española pone el ojo en Wes Anderson, Judd Apatow y Alexander Payne.

De esta forma, como ya ocurría en Primos (2011), Sánchez Arévalo encuentra un interesante equilibrio entre la comedia más popular y la ironía con vocación indie; entre la sutileza y la brocha gorda; entre la risa y el drama. Todos estos malabarismos estilísticos logran sostenerse gracias a una excelente dirección de actores que hace brillar las interpretaciones de todos (desde los niños y los adolescentes hasta los más adultos) combinando con destreza guión e improvisación.

La cinta está llena de ideas originales aunque no hace alarde de ellas (como la genial secuencia de la confesión) y juega inteligentemente con los clichés y las expectativas del público ya conocedor de demasiadas bodas de celuloide. Y aunque tiene sus defectos, como esos momentos innecesariamente cercanos al estilo videoclip, también tiene la destreza de caer simpática sin renunciar al dramatismo y ser tierna sin caer en la ñoñez. Y es que el director de AzulOscuroCasiNegro (2006) es, por encima de todo, un cinéfilo que ha sabido absorber lo mejor de todas las épocas: ahí están los homenajes a Siete novias para siete hermanos (1954) y El guateque (1968). 

En definitiva, La gran familia española es un caleidoscopio de personalidades que deja en evidencia la incapacidad del hombre (español o universal) de desprenderse de la etiqueta de perdedor que tanto le pesa. Y es la muestra definitiva del talento de Sánchez Arévalo que con tan solo cuatro películas ha conseguido erigirse como uno de los directores con más personalidad de su generación.

Recomendado para futboleros con conciencia y corazón.
No recomendado para los que busquen en ella solo una burda gamberrada.

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